Iniciamos un nuevo proyecto

 Estas líneas sirven para dar el pistoletazo de salida a un nuevo proyecto que en poco o nada tiene que ver con mis aficiones que quizás algunos conozcan.

Es un proyecto en el que plasmo de manera explícita y sin tapujos, mi opinión subjetiva sobre diversos temas, de actualidad o del pasado, curiosidades o recomendaciones, consejos o denuncias, vivencias propias o ajenas, y en definitiva, un sin fin de situaciones que dan que hablar en la opinión pública.

Miramos atrás, y cualquier tiempo pasado nos parece mejor. Parafraseo a Jorge Manrique en su poema Coplas a las muerte de su padre, para destacar a aquel iluminado escritor, que ya en por aquellos vetustos años, venía a destacar la añoranza del antaño, y sobre las vueltas que le damos a aquellos acontecimientos que dejamos escapar, o que, incluso, no supimos solventar de una manera o forma diferente, y que, por qué no, podrían haber cambiado el curso de nuestra vida. 

Este gesto podría estar dando rienda suelta a nuestro odio de tener lo que tenemos, ansiar lo que no pudimos poseer, de maldecir donde estamos, y suspirar por lo que en definitiva no pudo ser. No sé si será este tu caso, pero si lo fuera o fuese, no te alarmes, es innato del ser humano. Tenemos un arduo e inherente deseo de mejorar, de ascender en la escala maslowiana (válgame el término) de prosperar, y eso es, a pesar de lo que puedan decir los sociólogos o psicólogos, lo que nos diferencia del resto de la fauna del planeta. 

Un chimpancé, un bonobo o un orangután, por citar los ejemplos de homínidos que más cercano tienen el sentido de la inteligencia al del sapiens, seguirán siendo lo que son en su básica red social, y no aspirarán a nada más allá de ser los líderes del grupo familiar.

Ese latinajo sapines, que está clasificando a nuestra especie dentro del género de los ya citados homínidos, nos caracteriza como los "sabios" con respecto al resto de seres animales del planeta, y es esa precisamente la virtud que nos habilita para ejercer de un libre albedrío casi ilimitado, convirtiendo nuestro psique en el motor de nuestro actuar diario en vez de un arcaico y elemental instinto básico animal. A pesar de que este psique sea el principal motor de actuación de la especie humana, no es el único, y factores básicos como el olfato, el oído o la vista, juegan un papel fundamental influyente a la vez que complementario.

Basta con echar un rato de televisión y ver, por ejemplo, la publicidad, para poder evaluar el número de perfumes que se anuncian, y el enfoque casi generalizado de la atracción sexual que estos pretenden transmitir, queriendo despertar nuestros básicos instintos.

Pero volviendo al punto de vista que antes marcábamos como línea principal de esta disertación, es que al menos en parte, somos dueños de nuestro destino, y todo gracias a ese mencionado psique y a nuestro deseo de modelar nuestro entorno a capricho. Esta capacidad y habilidad, hace que podamos cambiar nuestro destino o futuro en consecuencia a nuestros actos o decisiones inmediatas, y por ello, cambiar casi de forma el sentido que nuetra vida va tomando en cada instante.

Por lo tanto, ¿por qué tener que vivir en zozobra si tenemos la capacidad de cambiar el curso del río de nuestra vida? ¿Por qué vivir en desasosiego si podemos tener la llave para abrir la caja de la paz y tranquilidad?

Lo que sí está claro es que las oportunidades de cambio nos llegan de forma constante a nuestra vida (ese dicho de nada ocurre por casualidad), y en vez de casualidad, empecemos a ver la causalidad como el punto de inflexión en el inicio de un nuevo proyecto en nuestras vidas.

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